Corría el año 1998. Estaba en uno de mis habituales viajes a EEUU para formarme en escuelas punteras con los mejores entrenadores y profesores del país. Ese año me había inscrito en un curso en la sede de la PGA (National Headquarters en Palm Beach Gardens, Florida). Nada hacía suponer que iba a vivir uno de los momentos más impactantes en mi vida profesional y que casi veinte años después me serviría de gran ayuda.
El temario del curso incluía un día entero con Peter Longo que en aquel momento era el Director del Departamento de Golf Adaptado (Disabled Golf) de la USPGA. Cuando llegó aquel día lo que vi me dejó completamente absorto. Jugadores con un brazo, con una pierna, ciegos, paralíticos, síndrome de Down, autistas, todos pegándole a la bola con gran destreza, bajo la supervisión de Peter Longo y su equipo. Fue la imagen que más me impactó de esa semana y que hoy día aún tengo muy presente.
Casi cinco años después, la RFEG junto con la Fundación Deporte y Desafío y la Fundación de Sergio García organizaron un Curso de Golf para capacitar a profesionales en la enseñanza de golf adaptado. Se celebraba en el Club de Campo del Mediterráneo, y lo impartía el gran Peter Longo. Convocar aquel curso fue un gran acierto de una de las más grandes jugadoras de golf de España, Cristina Marsans, quién lideró el proyecto de golf adaptado desde sus comienzos.
Me inscribí. Nunca pensé que ese curso pudiera darme una visión tan diferente del golf. Sabía que el golf era un deporte de superación, pero nunca había pensado en la trascendencia y en el bien que podía causar en personas con discapacidades físicas o sensoriales.
Sabía que el golf era un deporte de superación, pero nunca había pensado en la trascendencia y en el bien que podía causar en personas con discapacidades físicas o sensoriales.
Nuestra formación incluía pegar bolas con un brazo, con el otro, sobre una pierna, sobre la otra, con un brazo y sobre una pierna, mismo lado ó cruzados, a ciegas, sentado en una silla. Jugar a golf con las sensaciones a las que se enfrentaba cada uno de esos jugadores.
Todo lo que aprendí me permitiría conocer las sensaciones de cada golfista para poder transmitir a cada alumno el golf adaptado a sus capacidades.
Desde entonces he ido practicando para no perder aquellas sensaciones. Cada alumno es único y como profesor debo conocer cómo debo transmitirle mi conocimiento para que mejore y disfrute de su juego.
Tuvieron que pasar casi quince años. En marzo de 2019, mi amiga, alumna y árbitro María Corrales (tenemos grandes conversaciones sobre reglas mientras damos clase), me presentó a Marc Oller. Marc es uno de los jugadores ciegos más queridos y conocidos en España. María, con buen criterio pensó que la tecnología que utilizo en mis sesiones de entrenamiento, Foresight y Boditrack, podrían aportar mucho a Marc.
Marc Oller es uno de los jugadores ciegos más queridos y conocidos de España.
Marc jugaba a golf antes de quedarse ciego. Tenía un handicap de una cifra. Cuando nos conocimos buscaba un entrenador que le ayudara a mejorar su juego con sus nuevas condiciones de pérdida de visión.
Utiliza hierros en el que todas las varillas tienen la misma longitud así desarrolla un único swing (misma inclinación del cuerpo, mismo plano de subida) con cualquiera de ellos. Juega con un compañero que le hace de «lazarillo» ya que para los golfistas con visión reducida ó nula, se permite que una persona le coloque en la línea de juego y le informe sobre lo que tiene delante: las zonas de penalización, árboles, bankers, caídas de los greenes, etc.
A Decathlon viene con su perro, su inseparable compañero que atiende a las clases como buen alumno.
Cuando Marc llego a su primera clase utilicé la tecnología para iniciar el trabajo: el vídeo para ver las posiciones, Foresight para comprobar líneas, cara del palo y ángulos, y Boditrack para ver la distribución de pesos y presiones.
A partir de ahí trabajamos en el cambio de peso en subida/bajada, la longitud de la subida y la línea de bajada.
Entrenar a una persona ciega pasa por: conseguir una colocación repetitiva a la bola sin verla, desarrollar una secuencia correcta en subida y bajada, sentir la línea de salida ó el efecto de la bola sin ver su vuelo. En definitiva desarrollar una sensación de movimiento, traslación y rotación de cuerpo sin referencias externas. La tecnología revolucionaria de Foresight y Boditrack podían ayudar a desarrollar estas sensaciones.
El entrenamiento con tecnología (Foresight y Boditrack) ayuda a Marc recibiendo un feedback certero sobre su golpe.
El entrenamiento con Foresight permite a Marc convertir sus sensaciones en datos y así calcular y diseñar sus golpes. Es decir, le da un feedback sobre cómo se han trasladado sus sensaciones en el movimiento de la bola y lo que ha conseguido con ello.

Su alegría desbordada por ganar en su categoría en el reciente Daikin Open de Madrid, ó también sus cara de “enfado” por quedar sólo undécimo en su categoría en el Open Británico en julio, confirman todo lo que el golf puede aportar a cualquier persona: emociones.
El Golf es para todos los que luchan por superarse
Marc, quiero darte las gracias por confiar en mi. Disfruto en cada entrenamiento. He aprendido mucho contigo. El Golf es para ti. El golf es para todos los que luchan por superarse.
Escuche la entrevista de Golf Confidencial a Marc Oller. Sus sensaciones previas al Daikin Madrid Open: